Me ha llamado la atención esta genial escultura que yo he denominado inexistente.
Es una verdadera maravilla de sensación de vacío, de añoranza, de viaje. Colocada tan adecuadamente en ese puerto desconocido, desde el que salían los emigrantes con dirección a ninguna parte, sino a lo que encuentren.
Es surrealista por la idea que recuerda al mejor Magritte, y por la sensación de extrañeza que produce por estar inacabada y dejada a la imaginación de cada cual.
No sé quien es su autor ni falta que hace porque prefiero pensar que es anónima y desconocida fruto del trabajo de alguien desconocido que expresó sus sentimientos con este autorretrato antes de tomar el barco.
CARPE DIEM
