Hace un par de días que cayó en mis manos un libro titulado "Desencuentros".
Estaba escrito por Luis Sepúlveda, un autor que me sonaba pero que no conocía ni tenía opinión.
El libro estaba en una estantería en casa de mi madre. Con ese título tan evocador no pude evitar abrirlo y echar una ojeada. Percibo un olor ligeramente húmedo y rancio, como a viejo. Al abrirlo descubro una pegatina que indica que mi hermano lo compró en 1997. Lo primero que hago es leer la reseña del autor donde descubro que Luis Sepúlveda es chileno y que se hizo famoso al escribir "Un viejo que leía novelas de amor". Me gusta su foto. Se trata de un conjunto de veinte cuentos que muestran "inexorables desvíos del destino", y hablan de desventuras, quiebros y "desencuentros" y de olvidos. Teniendo en cuenta todo esto y ante la perspectiva de una tarde de lluvia, tomo el libro con emoción y me dispongo a entragarme a su lectura.
Esto pasó hace dos días. Hoy puedo decir que alguno de esos cuentos me han sorprendido y gustado mucho y que, tras leerlos, he vuelto a sentir ese sabor que la buena literatura nos deja en el paladar.
Algunas de las frases evocadoras que se pueden leer entre las páginas del libro:
La mujer que quiere y decide dejar a su pareja y ... "Luego viajaré a Oslo para emborracharme durante muchos días con la satisfacción del llanto liberado y del derecho a la esperanza."
Esa persona que en un domingo de lluvia al levantarse descubre.... "Esa soledad de las camas donde crecen con tanta fertilidad los hongos de olvido"
y que más tarde sentencia que "Los domingos son culpables de la soledad de las veredas"
Finalmente un consejo no dejeis de disfrutar de la lectura del cuento titulado "Una casa en Santiago", una especie de homenaje a la amistad, a la juventud y a la magia de los recuerdos.
Por cierto que en este genial cuento podeis disfrutar de una frase como:
" ... la alquimia de la felicidad depende de la justa mezcla de los olvidos".
De muy buen sabor para un químico como yo cuando se habla de alquimias y mezclas.
CARPE DIEM