Fernando Pessoa me transmite muchas veces un sentimiento de melancolía o de saudade como se dice en portugués. El se presenta como tan poca cosa que a veces nos hace sentirnos importantes a los demás... pero para él nada tiene importancia, nada se puede cambiar, todo es tan triste... y a la vez tan especial, familiar y entrañable. A veces también todo es tan profundo que es difícil de entender. Todo está relacionado por una especie de metafísica que nos envuelve a todos con el mundo, el mundo de Pessoa.
Como ilustración de todo esto podríamos poner muchos textos; yo he elegido este poema para vosotros:
"... Y las metafísicas perdidas por los rincones de los cafés de todas partes,
... las ideas casuales de tanto casual, las intuiciones de tanto don nadie,
quiza un día con fluido abstracto y sustancia implausible
formen un Dios y ocupen el mundo".
Lo dicho, que Pessoa puede considerarse un poeta metafísico, aunque una de sus frases favoritas (y mía también) sea la de:
CARPE DIEM
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